BALTHUS: FAMA Y MISTERIO

BALTHUS: FAMA Y MISTERIO

Balthasar Klossowski de Rola, Balthus, nacido en París, fue uno de los pintores figurativos más reconocidos del S.XX pero su vida siempre estuvo cargada de misterio. Procedente de una familia noble y rodeado de la intelectualidad parisina de su época, tuvo el privilegio de ser el primer pintor que pudo ver colgados sus cuadros en el Museo del Louvre.
A la edad de nueve años, la pérdida de su gato Mitsou le marcó de tal manera que aparece en multitud de ocasiones en todo su trabajo. Su primera obra importante consta de 40 dibujos en los que narra la historia de un niño que adopta un gato y convive con él hasta su dolorosa pérdida. Las imágenes emocionaron de tal manera al poeta Rilke, que en 1921 escribió Mitsou, Historie du’n chat. Más tarde se trasladaría a Roma donde entabló amistad con el realizador Federico Felini o el fotógrafo Cartier Breson. Falleció ya en el S. XXI, dejando tras sí un misterioso legado.

Esa fama y misterio es la que rodea al vino que, la Bodega Antigua Usanza, bautizó con el mismo nombre que el artista. Ya lo dice su contraetiqueta «motivos recurrentes que se convierten en piezas de arte que perduran en la memoria». Y en la memoria nos queda ese gato que aparece en la cápsula y el corcho en lo alto de la «B» de Balthus. Estamos ante un vino de color picota intenso, brillante, que en nariz nos recuerda a frutos silvestres, frutos secos y minerales. En boca es amplio y se mantiene un gran equilibrio entre la acidez y el frescor, entre la fruta y la madera.

Al igual que el artista se rodeó de la élite intelectual de su tiempo, nosotros lo hemos rodeado de un clásico francés como la raclette y un steak tartare, presentes en todas las tertulias de arte, cine y literatura de las brasseries parisinas. El resultado… ¡Un misterio!