En cocina, cuando hablamos de aves de inmediato se nos viene a la cabeza el pollo. Es posible que también se nos venga el pavo, la codorniz y las típicas aves de caza como la perdiz o el faisán. Pero hay una que es muy sabrosa, que siempre tenemos abandonada como si fuera el patito feo. De hecho, os hablo del abandono de este ánade en la entrada del Pato a la brasa publicada hace ya tiempo. Hoy vamos a acordarnos del pato pues, últimamente, podemos encontrar los muslos de pato fresco listos para cocinar. Es relativamente económico, su carne es muy consistente y su sabor es mucho más intenso que la aves que comemos habitualmente. Los muslos admiten numerosas recetas, en definitiva, todas aquellas que podemos hacer con otro tipo de aves. En esta ocasión, nos hemos querido pasar un poco de frenada y lo hemos hecho con zanahorias. Y digo lo de la pasar frenada, porque a pesar de ser una elaboración sencilla es un poco laboriosa ya que hay que freír, hornear y guisar. De todos modos, os animo a que la hagáis, ya que el resultado os sorprenderá y os abrirá los ojos para que este patito feo que tenemos en los supermercados, lo convirtáis en el más hermoso de los platos que hayáis hecho últimamente.

INGREDIENTES PARA DOS PERSONAS

2 Muslos de pato frescos.

1 Cebolleta

1 Diente de ajo

1 Puerro

5 Zanahorias

2 Cucharadas de sobrasada

1 Litro de caldo de pollo

Sal

Pimienta

AOVE

Ensalada mezclum

Aceite de rosa de damasco de Olis d’Almos

Vinagra de Jerez D.O.P

PREPARACIÓN

En primer lugar vamos a lavar bien los muslos y vamos a retirarle los restos de plumas y cañones que pudiera tener. A continuación los secamos bien y los salpimentamos. En una cazuela con un poco de aceite de oliva lo vamos a dorar por todos los lados a fuego fuerte. Nosotros, además, lo metimos en el horno con el grill para que se doraran bien por todos los lados. ¡Ojo que no se os quemen! Una vez estén a nuestro gusto, los retiramos del horno y los reservamos. En la misma cazuela en la que hemos dorado los muslos, pochamos la cebolleta cortada en tiras y añadimos la sobrasada, el diente de ajo pelado y entero, el puerro cortado en tres trozos, dos zanahorias cortadas en tres trozos, y lo rehogamos como unos cinco minutos. Transcurrido este tiempo añadimos los muslos de pollo, los cubrimos con el caldo y lo dejamos cocer tapado a fuego muy lento durante unos 40 minutos. Retiramos del fuego y sacamos el ajo, el puerro y las zanahorias. Si ha evaporado mucho el caldo se le puede añadir un poco de agua. Es el momento de añadir las tres zanahorias enteras y peladas a la cazuela y hornear a 220º C durante 15 minutos hasta que los muslos estén bien tostados y la zanahoria tierna. Hemos de procurar que el caldo se haya reducido hasta el punto de salsa. Intuición ante todo…

PRESENTACIÓN

En las misma cazuela lo llevamos a la mesa, junto con una ensalada mezclum. En esta ocasión nos decidimos por aderezarla con un estupendo aceite de Olis d’Almos de rosa de damasco y vinagre de Jerez, que le aportó un toque fresco y complejo a este patito feo que se convirtió en lo más bonito que hemos puesto en la mesa desde hace tiempo.

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