La verdad es que he tenido dudas entre poner el adjetivo lacada o laqueada. Yo sé que los lectores que me siguen son los suficientemente abiertos como para interpretar, que las dos palabras, que se refieren a una manera de caramelizar las carnes, le dan un sabor y aspecto fantástico. Donde reside el problema es en lo de “cabeza de cerdo”. Ahí encontramos términos tan dispares a la hora de nombrarla como “cachola”, “careta”, “jeta”, “pestorejo”… En Galicia, habitualmente se toma en carnaval y generalmente es una parte del cerdo que se ha curado en salazón. En este caso, también hemos partido de una chacina, aunque en otros lugares se parte de la testa en fresco. De acuerdo, simplemente cocida está muy rica, pero como soy un poquito canalla y me aburro, he querido ir un poco más allá. La he desalado muy bien y quise aplicarle toques asiáticos. No hace falta complicarse la vida mucho pues, tras una cocción habitual, un poco de salsa y su paso por el horno le proporcionarán un cambio increíble. En esta ocasión ha sido con una salsa bbq coreana pero, nos serviría también un poco de soja, salsa de pescado, salsa de ostras, teriyaki… Y es que la cabeza no para, así que la usaremos y nos pondremos a pensar un poco. El resultado, lo tenemos en nuestra imaginación y seguro que lo ejecutaremos con acierto, a gusto de cada uno.
INGREDIENTES PARA CUATRO PERSONAS
½ Cabeza de cerdo desalada al vacío.
1 Bote de salsa Korean BBQ sauce (otra que nos apetezca, pero contundente).
Patatas cocidas.
ELABORACIÓN
Es muy importante, aunque en el envase de la cachola nos ponga que está lista para cocinar, dejarla una noche desalando, cambiando el agua por lo menos en un par de ocasiones. Después, hemos de hervir la cabeza en abundante agua durante un par de horas, una horita en olla exprés si queremos agilizar la cocción. Una vez que la tengamos cocida, únicamente nos queda pintar la cabeza y las patatas cocidas y cortadas al medio con la salsa, poner un papel de horno sobre una bandeja, y hornear a potencia máxima (250º C) durante unos 15 -20 minutos hasta que se dore. Podemos volver a pintar a mitad de cocción, con el objeto de que el laqueado, o lacado, coja más consistencia. Cuando esté bien tostada y crujiente la retiramos.
PRESENTACIÓN
En este caso la acompañamos de una ensalada de escarola, que aliñamos con una vinagreta como la que podéis encontrar en la ensalada de radicchio. Por cierto, la cortamos con unas tijeras como se corta el “pestorejo” al más puro estilo extremeño. Y es que el cocido «non para».
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