Suena raro, pero no es nada complicado. De hecho, una de mis maneras preferidas de preparar las almejas, es a la plancha, con un buen aceite de oliva extra virgen, un poco de zumo de limón y perejil picado. En este caso sustituimos el AOVE por mantequilla, y para que no se nos queme, le vamos a poner un poco de vino blanco seco y zumo de limón. ¿La consistencia? Como en el caso de la plancha, se la va a dar el jugo que desprenden las almejas, que es una especie de gelatina, que liga todos los jugos que se desprenden. Os cuento… Primero, las almejas han de ser de muy buena calidad y las hemos de limpiar a conciencia. Segundo, antes de que se queme la mantequilla, hemos de añadir el vino, el zumo de limón y dejar hervir hasta que obtengamos una consistencia de salsa y tercero, cuando se abran las almejas las retiraremos y ligaremos la salsa con el jugo que han soltado hasta obtener el punto deseado. Es muy sencillo y el resultado es espectacular. ¿Las cantidades? Dejaos llevar por la intuición pero estas son las que usé para 400 g de almejas que bien llegan como un entrante para dos personas.

INGREDIENTES PARA DOS PERSONAS

400 g de almejas (Preferiblemente de la Ría de Ferrol).

100 g de mantequilla.

100 ml de zumo de limón.

50 ml de vino blanco seco.

Alcaparras.

Perejil picado.

Sal.

ELABORACIÓN

Como os decía, las almejas han de ser de gran calidad y hemos de tenerlas en agua con un 5% de sal durante, al menos, una hora para que suelten todas las impurezas. Las ponemos en un colador y las limpiamos bien bajo el grifo. Mientras se escurren, en una sartén en la que podamos tapar, derretimos la mantequilla junto con el vino y el zumo de limón. Cuando vaya alcanzando consistencia de salsa, añadimos las almejas, tapamos y cuando se abran un poco las retiramos. Ya sólo nos queda reducir la salsa a la consistencia que más nos guste, teniendo en cuenta que al perder temperatura va a volverse más espesa.

PRESENTACIÓN

En una bandeja o plato, servimos las almejas, poniéndoles las salsa muy caliente por encima. Acabaremos añadiendo unas alcaparras bien escurridas y un poco de perejil picado. ¡Ah! Si le ponéis un poco de pan frito con ajo y perejil, el éxito será rotundo.

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