Hay ocasiones en las que cocinar un arroz se convierte en algo bastante laborioso. Sobre todo si es un Risotto Mediterráneo como es el caso. Hacer la lista de ingredientes, ir al Gadis para comprarlos, limpiar y cortar las verduras, hacer el sofrito… Fácilmente se nos puede ir una mañana. Pero precisamente fue en el Gadis donde el otro día me encontré con este Risotto Mediterráneo de Trevijano deshidratado. Una muy buena opción para hacer un emblemático plato italiano en 20 minutos y con una serie de ventajas. La primera es que puedo usar la cantidad que quiera y guardar el resto para otra ocasión. Además, al estar deshidratado pesa muy poco y no ocupa casi espacio así que es ideal para llevarlo de excursión o incluso hacer en el barco pues tiene una larga conservación. Y si se siguen las instrucciones del fabricante, muy sencillas, tendremos un plato delicioso incluso para aquellos que no suelen pisar la cocina. Así que he descubierto las ventajas de los deshidratados y seguiré probando, pues tienen una amplia variedad que seguro que están tan ricos como este risotto Mediterráneo.
INGREDIENTES PARA CUATRO PERSONAS
1 Risotto Mediterráneo Trevijano bandeja 280 g.
2 Cucharadas de aceite de oliva.
50 ml de vino blanco (opcional).
20 g de mantequilla a temperatura ambiente (opcional).
20 g de queso Parmesano rallado.
ELABORACIÓN
Comenzamos calentando en una cazuela las 2 cucharadas de aceite e incorporando el contenido de la bandeja. Hemos de agitarla para obtener una mezcla homogénea. Removemos durante 1 minuto, añadimos sal al gusto y echamos el vino blanco esperando a que prácticamente se evapore. Es el momento de añadir poco a poco unos 750 ml de agua caliente removiendo hasta que el risotto quede meloso y al dente lo que nos llevará unos 20 minutos. Ya fuera del fuego añadimos la mantequilla y el queso, removiendo con cuidado hasta que se integren. Por cierto, si queréis hacer para sólo una persona las cantidades serían de unos 95 g de arroz y 300 ml de agua, adaptando el resto de los ingredientes.
PRESENTACIÓN
En la cazuela directamente, o en el plato con un poco de chile en hebra deshidratado, para darle un toque picante y hacerlo un poco más visual.