A pesar de que su origen, como en otros muchos casos se lo atribuyen los británicos, según la normativa sólo se le puede llamar sangría a la bebida derivada de vino que sea fabricada en España o Portugal. Que la beban los turistas y sobre todo los ingleses y que se convierta en uno de los ejes del ocio de los mismos, eso sí que se lo podemos atribuir. Y es que esta bebida veraniega se ha vuelto tan popular entre los foráneos que aparte de exportarse en grandes cantidades se ha desestacionalizado su consumo. Comenzaron con productos de calidad media, que se parecían a una sangría de chiringuito, lo que se parece uno de estos bares de playa a unpubdel centro de Londres. Afortunadamente, al igual que se ha ido elevando y diversificando el nivel gastronómico que estuvo monopolizado por la paella, se ha ido desarrollando el concepto de sangría. Los primeros sorprendidos somos los españoles que hemos pasado de considerarla una cutre-bebida fuera del mundo de la coctelería a una mixología Premium. Hoy hablamos de Alma Atlántica de marcado carácter gallego, Lolea Nº1 de estilo sureño y del Mediterráneo más puro a través de Sol de Ibiza.

En el primer caso, Alma Atlántica por Martín Códax, estamos hablando de una sangría de vino blanco elaborada con las exclusivas variedades autóctonas gallegas Albariño, Loureira y Caíño Blanco. El resultado son aromas cítricos elegantes y complejos que nos revelan los secretos mejor guardados de las Rías Baixas.

Lolea Nº 1, parte de una selección de vinos Cabernet Sauvignon y Merlot que nos recuerdan a las elaboraciones tradicionales del interior peninsular dirigidas a refrescar las calurosas tardes de verano.

Por último, Sol de Ibiza es una Bio Sangría by Lolailo en el que se le da protagonismo a las uvas de cultivo ecológico para reforzar su carácter mediterráneo acompañada de naranjas valencianas y complementada con hierbas procedentes de las islas del mediterráneo.

En los tres casos estamos hablando de Sangrías Premium, comparables a cualquier cóctel con aromas cítricos y herbáceos y cada una de ellas con marcada personalidad.

Por supuesto, el servicio en vaso largo, acompañada de hielo y alguna rodaja de cítrico, que en el caso de Alma Atlántica lo proporcionan en una bolsita.

El contenido en alcohol es aproximadamente la mitad que el de un vino y son excelentes para acompañar aperitivos, tapas, frituras y platos ligeros.

Estamos ante un tipo de sangrías que apetecen a lo largo de todo el año y es que a diferencia de las bicicletas de la obra de Fernando Fernán-Gómez, “Las sangrías noson sólopara el verano”.

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