Echaba de menos entrar en un clásico portugués y más en la ciudad de Oporto, concretamente en la Ribera. Hace unos años, del lado de Villa Nova de Gaia surgieron una serie de restaurantes de corte moderno, que la verdad, no sé que tal estarán funcionando ahora. Lo que si es cierto, que a este lado del Douro, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, existe un restaurante que difícilmente entenderíamos la Ribera sin él. Desde 1.938 Chez Lapin ocupa un lugar tan privilegiado a orillas del Douro, que debido a esta cercanía le ha ocasionado a lo largo de su historia más de una inundación a las que ha sobrevivido.

Desde la amplia terraza podemos observar toda la zona de las «Caves» y el emblemático puente Don Luis I. Ya sólo por las vistas merece la pena acercarse hasta aquí. Pero el ambiente bullicioso continúa de puertas adentro de este singular restaurante. Con una decoración en la que cuelgan del techo y las paredes todo tipo de objetos de remotos lugares, encontramos tres salas, dos en el piso superior de estilo rústico donde predominan la piedra y la madera. En uno de los comedores podemos encontrar notas pegadas en la pared escritas por los clientes. En otro vemos fotografías de todo tipo de personajes del mundo de la política y el espectáculo que se han deleitado con la cocina de Chez Lapín y de su cálido ambiente y es que Chez Lapín es casi una visita obligada para todo aquel que recala en Oporto. El personal es muy amable y el ambiente se podría decir que es casi familiar, a pesar de que casi siempre está a rebosar.


Quien se siente a comer tendrá la posibilidad de hacer un recorrido gastronómico por la cocina tradicional portuguesa. Bacalhau, polvo, vitela… Cortes de calidad y raciones generosas son la base para unas elaboraciones que parecen sencillas pero que llevan el toque personal de la casa.

Estamos en una de las capitales mundiales del vino y eso se nota en la carta, donde nos ofrecen todo tipo de caldos portugueses y especialmente del Douro, a unos precios ajustados y en óptimas condiciones.
Esta vez comenzamos con unos típicos Boulinhos de Bacalhau y continuamos con unos Mexilhoes a Marisao y Gambas all Gillo. Por supuesto no hay que perderse las dos especialidades, el exquisito Polvo Assado no Forno y el espectacular Novilho con Vinho do Porto con un punto fantástico. Si queda hueco tenemos un amplio surtido de postres donde elegir, por supuesto acompañado de un vino de Oporto, siempre a unos precios asequibles.


El trato cálido y cercano es también un ingrediente principal, Por algo Oporto es el «Mejor destino europeo 2017».
Esta vez me ha tocado una mesa junto a la foto del ya desaparecido Demis Roussos. Le comento a mi amigo Simoes, compañero de mesa: Si Demis venía a comer aquí seguro que las raciones son abundantes… ¡Brindemos por los momentos de felicidad que le proporcionaron estos fogones!

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