ALBARARI: VIVIR «EN LA VENDIMIA»

Sí, una cosa es vivir “la vendimia”, y otra, la que nos proporcionan Paula y Eduardo a través de su proyecto Albarari, vivir “en la vendimia”. Y es que esta simple preposición marca la diferencia entre pasar una jornada campestre dedicada al enoturismo a vivir una experiencia inolvidable dentro de un viñedo cubiertos por un manto de estrellas.

Las uvas, en su punto. El vino, Peón & Rei by Adega Buezas. La zona, Rías Baixas. Pues nada… ¡Comenzamos! El mejor momento para recoger la uva es cuando baja la temperatura ambiente, pues de este modo esta fresca y se evitan fermentaciones no deseadas. Así que a la caída de la tarde, tras unas explicaciones por parte de los técnicos de la bodega, nos ponemos tijera en mano a recortar los racimos. No hay que doblar mucho la espalda pues estamos ante un emparrado perfectamente alineado, en el que levantando un poco los brazos podemos coger los fantásticos racimos. El olor del viñedo junto con la caída de una de las últimas tardes de verano nos indican que la vendimia ha comenzado. Vamos depositando las uvas en un pequeño lagar que cuando está lleno, Ana, se lava los pies y comienza a pisar la uva para obtener el mosto.

Poco a poco, los asistentes se van animando y comienzan a pisar también, así que es el momento de comenzar a bailar al ritmo de The Gypsy Soul Band. Pero para los más impacientes, para los que no podemos esperar a que fermente el vino, un perfecto servicio de catering de Plus de Sucre, nos sirven un Peón & Rei de uva 100% Alvarinha con un equilibrio perfecto en aromas, acidez y por supuesto, en su temperatura correcta.

Nada mejor para acompañar los apetitosos pequeños bocados dulces y salados que nos esperan en una espectacular mesa en la que se ha cuidado hasta el último detalle. ¡Ahora si que estamos en la fiesta de la vendimia! El ambiente es fantástico y poco a poco, entre conversaciones, risas y baile ha caído la noche. La luna preside la velada así que la mejor manera de que nos acompañe es acercándonosla con un telescopio que tenemos al pie de una de las burbujas. ¿Burbujas? Sí, en el viñedo, hay seis burbujas estratégicamente posicionadas que nos permiten estar con total intimidad disfrutando del paisaje de parras y estrellas.

Pero dentro de la burbuja, no nos va a faltar de nada. Perfectamente climatizada, nos encontramos con una gran cama con dosel, una enorme bañera redonda con todas las vistas, un discreto baño un o un frigo con todo lo que se nos pueda antojar por si nos apetece tomar el último vino en las tumbonas que hay a sus pies. La verdad es que iba bastante cansado pero ante semejante espectáculo es imposible dormir. Y no es que sea por falta de paz sino porque la situación te da una paz interior que lo que te apetece es tumbarte sobre la cama a observar el firmamento o acercar las estrellas con el telescopio. Estamos en mitad del viñedo con el “campo de la estrella” por techo que no es otra cosa que el campus stellae, Compostela, que dio el apellido a la ciudad del apóstol. ¡Vaya! y yo que venía pensando en la vida nocturna de Sanxenxo, que está a escasos cinco minutos. La experiencia ha sido magnífica.

Me despierto dentro de una burbuja. Tras un reparador descanso, me encuentro en la entrada de las parcela zumo y bollería recién hecha. Por la noche las estrellas han alimentado nuestra alma así que ahora toca un completo desayuno entre viñedos.

Mi pregunta es ¿por qué no se vendimia más veces al año? La verdad es que el evento ha sido cuidado hasta el último detalle pero seguro que el espíritu inquieto de Paula y Eduardo están pensando en ya en la próxima jornada en la que los huéspedes puedan disfrutar tanto como lo hemos hecho nosotros. Gracias Paula y Eduardo por vuestra hospitalidad en el hotel con más estrellas del mundo. ¡Ah! Y si sois alérgicos a las uvas preguntar por las burbujas Albarari de Mera. Disfrutaréis del mar y las estrellas como una dulce sirena.