Esta vez nos hemos ido de sobrados. Pero no, no creáis que hemos perdido nuestra humildad ante los fogones sino que todo lo contrario. Con las sobras de la cena de fin de año, hemos tratado de sacar adelante un plato que al final funciona por sí solo. Es más, lo volveremos a hacer aunque tengamos que partir de cero. Quizás, lo más complicado sea obtener el caldo de la perdiz estofada. Pero no os preocupéis, pues también funciona con un buen caldo de ave. Las crestas, son las de la lata de Cascajares que nos habían sobrado de hacer el Rollo de crestas. El resultado es espectacular, aunque es un plato que imagino que tendrá sus detractores. Si os atrevéis con las predices, podéis ver la receta de La perdiz no espera o en la de Arroz con perdiz y hacer un poco más de salsa para luego poder aprovecharla eso sí, retirando los trozos de pera. En fin, nuestra intención es daros una idea de cómo se pueden aprovechar las sobras y crear platos que incluso se pueden hacer sin partir de los restos de otros platos. Y es que en la cocina, como ya sabéis, la imaginación siempre es un ingrediente fundamental por eso esta vez les vamos a poner crestas a las pobres perdices, que siempre andan sin ellas.

INGREDIENTES PARA CUATRO PERSONAS

1 Litro de caldo de perdiz (Arroz con perdiz) o en su defecto de ave

2 Dientes de ajo

100 ml de vino blanco

1 Cucharada de concentrado de tomate

2 Cucharaditas de pimentón de La Vera dulce

1 La punta de una cucharadita de pimentón de La Vera picante

1 Cucharada de perejil picado

Unas ramas de tomillo

10 Crestas confitadas en lata Cascajares

2 Cucharadas de grasa de las crestas o AOVE

2 Sobres de azafrán molido

250 g de arroz bomba

ELABORACIÓN

Podéis partir de la receta de La perdiz no espera o la de Arroz con perdiz haciendo el doble de caldo, para que os sobre. Nosotros le desmigamos también la carne de media perdiz que nos había sobrado. Si no, con un litro de un buen caldo de ave lo podéis solucionar. Para el arroz, en una cazuela pondremos un par de cucharadas de la grasa de las crestas y rehogaremos en ella los dientes de ajo muy picados. Cuando comiencen a dorarse, ponemos el tomate concentrado y esperamos que se haga un poco. Añadimos los pimentones, el perejil, una cucharadita de hojas de tomillo, el azafrán, 6 crestas troceadas, el vino y esperamos a que se reduzca éste último. Ya sólo queda rehogar el arroz a fuego vivo un par de minutos y añadir el caldo  y rectificar de sal para que hierva 15 minutos. Llegados a este punto le ponemos por encima el resto de las crestas y terminamos en el horno precalentado a 220º C durante cinco minutos. Sacamos, tapamos con un paño y dejamos reposar otros 5 minutos. Ya sabéis que los tiempos son orientativos en función de vuestros gustos.

PRESENTACIÓN

Servimos en cada plato una cucharada de arroz de esta cocina de aprovechamiento y le ponemos por encima una cresta entera y una ramitas de tomillo. Por cierto, que para esta ocasión lo acompañamos de un vino de Toro, Estancia Piedra crianza que le vino al pelo, mejor dicho… a la cresta.

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