A 41 Km. de la desembocadura del río Douro en Oporto, se encuentra esta obra de arte arquitectónica integrada en el paisaje y reflejada en las tranquilas aguas del río, que alberga todos los lujos de un hotel de 5 estrellas Octant Hotels Douro. El enclave, en Castelo de Paiva, nos sumerge de inmediato en un aislamiento que hace que nos olvidemos de las prisas y ruidos del mundo que nos rodea, aportándonos una paz que hace que nos integremos con el entorno. Para ello colabora el impresionante silencio, interrumpido por los sonidos de la fauna que tiene su hábitat a ambas orillas del río.

Pero, aparte de dedicarnos a la contemplación, también podemos hacer una serie de actividades, que nos ayudarán a entender y disfrutar este singular espacio natural. En el hotel organizan entre una multitud de experiencias, que es como les gusta llamarlas, como paseos en barco por el río, jornadas de pesca, paddel board, kayaks e incluso un picnic en la cercana Isla de los Amores.

Nada mejor para disfrutar de las vistas que saborear una botella de champagne desde alguna de las piscinas infinity que existen en el hotel y que se funden en el horizonte con el río Douro. Algunas habitaciones disponen de piscinas privadas.

La gastronomía, es uno de los puntos fuertes dada la riqueza de recursos que proporcionan los 897 Km. de recorrido que van desde el nacimiento hasta su desembocadura. Todos los días podemos disfrutar de catas de vinos y aceites de la zona y por supuesto de los platos cocinados al fuego en el restaurante À Terra o de un menú en el restaurante gastronómico Raiva, de la mano del reconocido chef Dário Henriques.

Restaurante À Terra

Espacio para las catas

El cocinero portugués que trabajó dos años con Joel Robuchon en París, más tarde se trasladó a Shangai y en 2020 consiguió en Londres su primera estrella Michelín en el restaurante Celeste del hotel The Lanesborough. Nosotros, nos decidimos por el menú degustación maridado, en el que trabaja todo con productos de la cuenca del Douro y en el que a cada plato le pone la procedencia indicando el punto kilométrico del cauce. Si os fijáis, del Km.48 hay varios platos pues donde el chef tiene un huerto y es de donde se surten de la mayoría de las materias primas.

La sala de Raiva tiene unas impresionantes vistas al río.

 

El atento servicio de sala nos recibe con un vino espumoso rosado para acompañar los aperitivos.

Km.48

Sopa de espárragos verdes biológicos de la Quinta Verde Água

Trigo sarraceno, jamón ibérico de bellota y espárragos

Km. 48

Huevo BT

Guisantes y vegetales

Km. 1

Lubina de mar escalfada

Puré de coliflor y beurre blanc

Km. 48

Vacío de vaca arouquesa con champiñones de la mina

Arroz de rabo de buey y puré de ajo fermentado

Antes del postre refrescamos el paladar con un sorbete de albahaca.

Km. 168

Tarta de chocolate y avellana

Con helado de vainilla

Los vinos para el maridaje son muy adecuados como este Antonio Lopes Ribeiro del Alto Douro

Tras la experiencia del restaurante, nada mejor que un descanso en las confortables habitaciones con unas fantásticas vistas al río y  un silencio como en ningún otro sitio.

Las habitaciones están prácticamente «colgadas» sobre el río

El edificio en piedra está totalmente integrado en una ladera y posee todo tipo de lujos en un interior minimalista

Abundan detalles muy actuales en una respetada arquitectura popular de la zona

El entorno del hotel respeta la naturaleza y la vegetación de la zona con jardines sostenibles.

Cualquier espacio es adecuado para disfrutar de la paz y la tranquilidad del entorno

La piscina cubierta, abierta las 24 h, parece fundirse con las tranquilas aguas del río Douro

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